miércoles, 26 de mayo de 2010

SOY CONTRADICTORIO




Y es que, pensandolo mucho, me he dado cuenta que soy feliz con mi infelicidad.
Porque esa infelicidad es la que me lleva a interesarme por el futuro de quien quiero y por el mio propio, pero sin olvidarme de lo injusto de nuestro sistema, y sin resignarme simplemente a existir.

Al final es que sólo hace falta haber nacido para estar vivo... Pero esa no es la vida inteligente de la que presumimos, porque, al fin y al cabo, es lo mismo que buscan las cucarachas; el alimento, el calor, el bienestar... Ni rastro de la justicia, del amor, de la amistad... todo es puro egoísmo y, por lo tanto, mera supervivencia salvaje...

Ese mundo utópico trata de un comunismo (como fue ideado, no como se llevó a la práctica) sin grandes líderes o recaudadores. Vivir en pequeñas regiones autogobernadas. Volver a la importancia de lo humano por encima de lo material. Volver a ser "personas de aldea".

Yo por supuesto dedico mi vida como todos a trabajar, por dinero, no por autorealización; y lucho por conseguir más, y mejor aceptación... Vivo en esta sociedad, en esta realidad, aunque ni la entiendo ni la comparto.

Tenemos delante, todos, la oportunidad de vencer la crisis económica y, lo que es más importante, aliviar la crisis existencial. Pero tememos el cambio, y nos obcecamos en el placer inmediato.

Es por eso que me exalto de manera exagerada ante algunas discusiones, porque tengo tan clara la idea de justicia, y de política, especialmente la política humana, que no se cómo hacerlo entender...
Sé que es solo mi opinión, una opinión mas... Y es tan utópica que "entiendo que no me entiendan". Incluso entiendo no entenderme...

No creo que sea nadie especial, sólo alguien que necesita saberse sensible, receptivo y atento a todas las opciones que me pueden acercar a ese mundo en el que creo.

Porque sólo el que daña a otros por sus principios pierde toda la razón.

Juan Benítez

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